Si decides leerme…
no lo hagas porque si, por las dudas, por hacerlo,
sé quién soy porque escribo sin buscarlo,
porque cantan los pájaros y hacen sus nidos,
porque el hombre de campo tiene siembra,
porque estoy y sigo siendo, aún cuando tú no me miras.
¡Las palabras vacías no recuerdan mi nombre,
los espacios cerrados ni el cemento tiene palabras mías,
porque no, simple y claro, así debe ser quien alza la voz con firmeza y dulzura,
para llegar a ti, para contarte que la palabra `viento` significa
mover las estructuras!
Quien no tiene opinión no tiene cuerpo,
quien se queda esperando que golpeen a su puerta
no tiene en las manos movimiento... ¡pucha, que es terrible
saber que existen rincones donde el agua cae en cascadas
pero los peces mueren en las orillas de sus sinsabores!
Si decides leerme, en el ahora soy luz en tus pupilas,
en el cuarto de hora que me dedicas surge mi ser, no estoy ausente...
Hoy no quiero callar el horizonte, hay un cielo celeste
que se prende a este poema y lo azotan los pájaros que dulcemente
penetran en los árboles que alguna gente decidió que sigan vivos...
La gente que los tala es como el vidrio,
apenas los rozás con la ternura y se rompen en ardientes estallidos!
